Sucre, Bolivia. Durante dos jornadas intensas, Bolivia fue sede del I Encuentro Iberoamericano de Programas Nacionales de Escuelas Taller, un espacio que reunió a representantes de nueve países y a autoridades clave en la cooperación internacional para fortalecer la formación técnica ligada al patrimonio cultural y natural. Entre ellos estuvo Baltasar Fernández, subdirector de Cooperación con América del Sur de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), quien destacó la riqueza del intercambio y los importantes desafíos comunes.
«Han sido unas jornadas muy productivas y enriquecedoras. Nos llevamos muchas lecciones», afirmó Fernández al cierre del evento.
Durante dos días de actividades —8 y 9 de mayo— en el Centro Cultural La Sombrerería, representantes de Bolivia, Colombia, Honduras, Paraguay, Ecuador, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y España compartieron sus aprendizajes y reflexionaron sobre los caminos para fortalecer e institucionalizar este modelo educativo en la región.
El evento fue organizado bajo el lema: “Apoyo a la formación técnica en patrimonio cultural y natural en Bolivia con la experiencia de proyectos y programas nacionales de Escuelas Taller en América Latina”. Su diseño metodológico promovió un espacio de construcción colectiva basado en la horizontalidad, la participación activa y la colaboración entre países. Entre las actividades más destacadas estuvieron los paneles temáticos sobre institucionalización, certificación, inserción laboral y calidad en la formación de formadores; el “Mapa Cultural Vivo”, una dinámica grupal donde cada país compartió historias representativas de sus Escuelas Taller; la “Mesa de Culturas”, una exposición con elementos patrimoniales y culturales; el Taller de Co-creación “Postal 2035”, en el que cada delegación propuso acciones concretas para el futuro de las Escuelas Taller en Bolivia; y los Sobres de Sugerencias, diseñados para recoger ideas y propuestas de colaboración interinstitucional e internacional.
Durante el encuentro, se identificaron retos compartidos como la necesidad de garantizar el apoyo institucional y la sostenibilidad económica de las escuelas taller, muchas veces situadas en contextos complejos. Se hizo énfasis en la urgencia de que los gobiernos nacionales se apropien de este modelo, siguiendo ejemplos exitosos como el de Colombia. Además, se propuso avanzar hacia una certificación iberoamericana que reconozca oficialmente la formación en todos los países de la región.
Otro punto central fue la formación continua de formadores, una necesidad estratégica para mantener la calidad educativa y responder a nuevas demandas sociales y culturales.
En el contexto boliviano, el encuentro sirvió para reconocer avances, pero también la necesidad de institucionalizar el programa, asegurar certificaciones y garantizar su permanencia más allá de esfuerzos puntuales. La experiencia de comunidades como la Chiquitanía demuestra el potencial transformador de este modelo, especialmente para jóvenes en situación de vulnerabilidad.
“Las escuelas taller cambian vidas. Son una herramienta de inclusión y desarrollo comunitario”, subrayó Fernández, quien también recordó que este año se celebran los 40 años del nacimiento del programa en España. Se prevé una serie de actividades conmemorativas que incluirán a América Latina.
Este primer encuentro, celebrado en Sucre, marca un punto de partida con vocación de continuidad. “Queremos que esto sea el inicio de una rueda que siga girando, evaluando avances y generando cambios reales”, concluyó Fernández.